domingo, 29 de mayo de 2016

"LAS FAMILIAS SIEMPRE SON BIENVENIDAS EN NUESTRA CLASE".

 Aunque el curso está a punto de acabar, nosotros seguimos llevando a cabo un pequeño proyecto de colaboración entre las familias y la escuela. No es necesario repetir lo importante que es para la educación de nuestras hijas e hijos, que la familia y el cole estén en contacto, sepan qué  y cómo lo hacemos para que nos "echen una mano" desde casa.

    En esta entrada, os voy a contar la experiencia con dos madres y una abuela. La primera de ellas es Carolina, la mamá de Martín. Una gran lectora y seguro que una futura maestra, pues se está pensando retomar sus estudios. Yo le animo a que lo haga, pues estoy convencida de que será una gran "seño". 

   Carolina nos visitó por primera vez cuando celebrábamos en clase el "Día del Libro". Nos contó cómo aprendió a leer y por qué es una gran lectora (afición que ha heredado su hijo Martín). De pequeña, ella vivía en un faro y allí pocas distracciones tenía, por eso su padre mediante juegos, le enseñó a descifrar los maravillosos mensajes que encierran los cuentos. Fue un momento de la actividad que me emocionó. Nos trajo verdaderos tesoros, cuentos de su infancia, sus favoritos, sus grandes recuerdos... y también nos mostró su libro favorito :"El tercer ojo".




   Nos gustó tanto su visita  que le pedimos que volviera otro día, pero esta vez sería para que nos contara un cuento. Ella aceptó sin dudarlo y nos hizo mucha ilusión, pues es una de esas personas que saben comunicar, que habla con cariño y desde el corazón. Eso "engancha" a todo aquel o aquella que la escuchemos.

  Planificamos la sesión de cuentacuentos con un libro especial, tanto por la historia que narra como por las magníficas ilustraciones de Rocío Bonilla (autora e ilustradora). "La montaña de libros más alta del mundo".


   Después de la narración del cuento, estuvimos proponiendo distintas maneras de que el protagonista de la historia, pudiera bajar de su altísima torre de libros. Como actividad final, construimos nuestra torre de libros. Cada niña y cada niño eligió su libro favorito, lo dibujó, explicó por qué lo había elegido y fuimos pegándolos uno encima del otro. ¡Teníamos tantos cuentos por pegar que nuestra torre era cada vez más alta!

  En este vídeo podéis ver todo el proceso:


   La segunda mamá es Concepción, la madre de Almudena. Estábamos estudiando el tema del agua, cuando mi alumna dijo que su mamá podría explicarnos muy bien muchas cosas sobre el líquido elemento. Una vez más, en cuanto nos pusimos en contacto con ella, accedió y tuvimos la suerte de que acudió a nuestra clase en compañía de una buen profesional y buen amigo, Juan Carlos. Forman un buen equipo de trabajo. Desde aquí les doy las gracias y la enhorabuena porque aprendimos muchas cosas que no sabíamos sobre el agua. Vinieron equipados con material especial para demostrarnos cómo podríamos averiguar si el agua era potable o no. También nos regalaron una carpeta con folletos informativos, juegos educativos y una agenda.

   Para agradecerles que nos dedicaran su tiempo, su trabajo y su entusiasmo, dibujamos la experiencia y escribimos nuestra opinión sobre la misma. La encuadernamos y se la regalamos. Esperamos que les haya gustado. 

   En este vídeo resumimos esta divertida e inolvidable mañana.


   Para terminar, comparto con vosotros la colaboración de la abuela de Daniel Pérez, pero no vino sola, la acompañaba su hija, la mamá de mi alumno. 

   Tuvimos la suerte de que viniera a clase para explicarnos cómo se reproducen las plantas, qué cuidados debíamos tener con ellas, qué semillas plantar, dónde ponerlas... etc. Antes de que comenzara, les conté un secreto por si  podía influir negativamente en nuestra actividad: "Abuela, a mí se me mueren todas las plantas que tengo cerca. Aunque no las cuide yo personalmente, no suelen crecer". Me contestó que no importaba, que la semilla la reforzaría con alpiste y así nacería fuerte y rápidamente.

   Nos explicó paso a paso, todo el proceso y colaboramos un poco con ella. Después, le preguntamos nuestras dudas que quedaron todas aclaradas y nos animó a que cuidáramos con mucho mimo y cariño las macetas que nos regaló.


   Cada semana era un equipo el que se encargaba de tocar la tierra por si necesitaban agua, y las cambiábamos de sitio cada mañana para le diera la luz del sol y el aire, elementos indispensables para que crezcan. Pero...no veíamos nada, ni una pequeña trocito del tallo... Yo ya estaba algo "mosqueada". ¡Las plantas no crecían!

   Gema, la mamá de Daniel P. nos dijo que era muy raro, así que se llevó las dos macetas para que la abuela plantara otra semilla, esta vez eran "gitanillas". Fueron, de nuevo, las niñas y los niños, los encargados de cuidarlas, pero hasta el día de hoy... ¡NO HA CRECIDO NADA! ¡Yo lo advertí! ¡¡¡LO SIENTO!!!

  Muchas gracias a las dos por dedicarnos vuestro tiempo, vuestra paciencia, vuestra colaboración y transmitir a los más peques el amor y el cuidado por las plantas en particular y por el medio ambiente, en general.


   

   Para terminar, comparto una reflexión de un gran profesional de la enseñanza: Òscar González, que trabaja incansablemente para que "familia y escuela formemos un gran equipo". 


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